Hace un par de semanas decidí llevar a Chester, mi bóxer de seis años, a la oficina. Para muchos quizás sea difícil entender las razones que motivan a que cada vez más personas vayan acompañadas de sus mascotas a los nuevos espacios de oficina y trabajo compartido o coworking que han impulsado una política inclusiva y amigable hacia los animales.
Varias publicaciones especializadas en productividad y bienestar laboral han destacado las ventajas de permitir que los colaboradores vayan acompañados de sus perros a su lugar de trabajo. Por ejemplo, fomenta la integración en equipo al facilitar la comunicación entre los compañeros ya que no hay mejor pretexto para iniciar una conversación que abordar el tema de los animales domésticos. Sin lugar a dudas, incrementa los niveles de creatividad ya que, a lo largo de la jornada laboral deberás hacer pausas para acariciar y pasear a tu perro, verificar que tenga agua, sacarlo al baño, etc. Esta acción permite que disminuya la saturación de información que se origina por permanecer varias horas frente a la pantalla de la computadora, contestando correos electrónicos y resolviendo pendientes sin parar. Al detenernos y darnos un respiro, regresamos con ideas frescas y una mayor claridad para resolver los desafíos de nuestra profesión. Sin embargo, uno de los beneficios más claros que tuve de esta experiencia fue el salir de la rutina. Kaia Roman, la autora del libro El plan de la alegría (Harper Collins, 2018), cita la investigación del doctor Fred Luskin de la Universidad de Stanford que arroja un dato perturbador sobre la construcción de nuestros hábitos. Según Luskin: “una persona promedio tiene 60 mil pensamientos al día durante las horas de vigilia, y el noventa por ciento de ellos son repetitivos”. Por eso, es muy importante darle experiencias nuevas a la mente. Swami Chinmayananda, en sus comentarios a la Bhagavad Guita, explica que es necesario entender a la mente desde dos perspectivas. Por un lado, la mente objetiva o manas, que en occidente se conoce como mente objetiva y es la que se encarga de recibir todos los estímulos del exterior a través de los sentidos. Y, por otro lado, está la mente subjetiva o budhhi, que es el subconsciente, y cuya función es activar los mecanismos de supervivencia a partir de la interpretación que hemos construido del mundo. Cuando llevo a Chester a un lugar nuevo, comienza a explorarlo todo. Sus sentidos se alertan. Percibo una energía vibrante que surge como resultado de exponerlo a nuevos aromas, sonidos y ambientes. De la misma manera, la experiencia de llevar a mi perro a la oficina se convirtió en algo innovador. Cambió mi rutina, generé nuevos pensamientos e ideas. Hice amigos nuevos y me enfoqué de manera eficiente en el trabajo porque sabía que debía ser productivo ya que no es cómodo tener a tu mascota junto a ti durante una jornada laboral de larga duración. La gran lección de ese día fue comprender la importancia de contarnos historias distintas a partir de nuevas vivencias. La rutina genera hábitos que nos llevan a actuar de manera mecánica, sin pensar. Es frecuente escuchar testimonios de personas que padecen gastritis, u otros malestares físicos y emocionales de manera cotidiana, pero no generan acciones creativas para erradicarlos porque están anclados en el ciclo de la respuesta reflejo sin ser consciente de los resultados de sus acciones. Date la oportunidad de que tu mente reciba nuevas experiencias. Cambia tu ruta habitual para llegar al trabajo; aplica una estrategia nueva para contestar tus correos; prueba compartir tu automóvil un día; lleva a tu perro a la oficina; si comes regularmente en los restaurantes aledaños, ¿por qué no designar los martes de llevo mi comida a la oficina? Haz algo nuevo todos los días. No es estrictamente necesario que sea un cambio radical. Esto es un gran yoga para la mente.
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Daniel mESINOEditor de libros, instructor de yoga, director y fundador de www.yogaentuempresa.com Archivos
Abril 2023
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