El 10 de mayo tiene un valor emocional muy significativo para miles de mexicanos. Durante ese día, los restaurantes están repletos, la ciudad se colapsa, los arreglos florales incrementan considerablemente su valor y los centros comerciales lanzan campañas verdaderamente creativas para incentivar la compra de enseres domésticos, ropa, calzado, perfumes y demás. Y todo, para honrar, recordar y agradecer a nuestras madres.
El rol de las mujeres ha cambiado considerablemente en los últimos años. Ahora miles de madres de familia salen a trabajar, son exitosas y compiten en un mundo predominantemente masculino. A lo largo de mis años como editor, he tenido la fortuna de conocer a grandes mujeres que se desempeñan en distintas áreas con tenacidad y profesionalismo sin descuidar su papel en la crianza de sus hijos. Así pues, he trabajado y publicado libros de empresarias como Gloria Samperio, Ana Paula Dominguez y Debby Beard; grandes periodistas como Sanjuana Martínez, Isabel Arvide, Julieta Lujambio y Valentina Alazraki; ensayistas, columnistas y emprendedoras con gran agudeza e ingenio como Adina Chelminsky; comunicólogas como Lourdes Botello y grandes internacionalistas como Rosario Green; entre otras. De todas he aprendido mucho y me han dado grandes lecciones porque cumplir con su misión no ha sido tarea sencilla ya que han tenido que crear sus propias estrategias para mantener el equilibrio. Recuerdo que una ocasión, durante una Feria Internacional del Libro en Guadalajara, me encontraba con Adina Chelminsky en un restaurant. Ella estaba promocionando su exitoso libro Cabrona y millonaria y mientras comíamos, recibió una llamada de la escuela de su hijo. No era una llamada de emergencia, pero reflexionamos en ese momento y llegamos a la conclusión de que, aunque la escuela tuviera los números telefónicos de ambos padres, siempre buscarían primero a la madre. El resultado de esa llamada dio origen a otro gran libro de Adina: Cabrona al borde de un ataque de nervios. Otro ejemplo es una conversación que tuve con Ana Paula Domínguez, la directora del Instituto Mexicano del Yoga. Ella se estrenaba como mamá y me decía que era la etapa más bella que ha vivido, pero ¡también la más estresante! Nadie te dice todo sobre los desafíos de criar a un hijo. Y de ahí surgió otro libro: Mamá te quiero zen, que escribió en colaboración con Lourdes Botello. En este contexto, cabe preguntarnos, ¿cómo desarrollar una mente en calma en ambientes laborales competitivos y a la vez criar a los hijos sin perder el equilibrio? Quisiera tener una respuesta única o receta que funcione para todos. Pero no la tengo. Lo que sí puedo ofrecer es, a manera de homenaje, compartir las cuatro tendencias de la mente que nos impiden la comprensión correcta de la experiencia y eventualmente nos llevan al sufrimiento. Las describe Patañjali en sus Yoga Sutras y son las siguientes:
Deseo que este día de las madres sea un día de celebración y que sepas que tienes toda mi admiración y respeto por mantener este equilibrio constante en tu vida. .
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Hoy nos ha tocado una época sin igual. Vivimos en un mundo global, digital, cambiante e impredecible donde los consumidores tienen el poder de compra. El impacto de un planeta digitalizado con una sobre carga de información genera, entre otros escenarios:
1. Una parálisis y arrepentimiento en la toma de decisiones (lo que hoy elijo con base en la información que tengo es probable que no sea la más óptima ante la aparición de nuevos datos el día de mañana) 2. Una confrontación que privilegia la información por encima de la intuición 3. Errores, frustración y ansiedad 4. La sensación de que la inmediatez es la respuesta más eficaz sin atender la calidad de la respuesta proporcionada 5. Malabaristas de la información que deben proporcionar soluciones inmediatas. Debemos ser conscientes que no podemos asimilar toda la información que recibimos a diario. Además, los procesos cognitivos se han modificado considerablemente ante la facilidad de estar conectados con el mundo. Reflexiona por un momento: La manera como recibimos la información influye en la toma de decisiones. Hoy más que nunca, cobra vigencia la premisa de Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”. Tu análisis será diferente si lees el periódico en su versión impresa, en una tableta o en tu teléfono celular. Basta con utilizar un buscador en un Smart phone y el mundo se devela ante ti. Si en teoría, muchas de nuestras tareas están resueltas, ¿por qué los niveles de estrés en escenarios laborales han aumentado considerablemente? ¿Cuál es la realidad de un gerente o directivo que debe desenvolverse en un mundo cambiante, digitalizado y globalizado? ¿Cómo actuar en escenarios de incertidumbre y ambigüedad? Coincido con varios especialistas y colegas en la necesidad de impulsar un nuevo liderazgo. El CEO de hoy es distinto al de hace 30 años. Antes, un buen ejecutor era un excelente directivo. Hoy es más complejo. Más allá de habilidades técnicas y académicas, las empresas requieren de líderes capaces de analizar, generar empatía con sus equipos de trabajo y además, contar con una resiliencia de gran adaptación al cambio. ¿Dónde se desarrollan estas habilidades? Por eso, es un reto para las organizaciones la gestión de talento que debe estar enfocada en atraer, retener y, sobre todo, motivar al capital humano. Así que, a partir de estas dos variantes: el desarrollo de la empatía y la adaptación al cambio por parte de los nuevos ejecutivos; y el desafío de motivar al talento laboral, es prioritario entender el comportamiento humano. El liderazgo positivo parte del desarrollo de la psicología positiva. Recordemos que la psicología tradicional se enfocaba en detectar un problema, trabajarlo y de ahí, regresar a la “normalidad”. La gran incógnita por supuesto fue definir, ¿qué es normal? Si partimos de la premisa de que todos somos anormales, por qué no, en vez de trabajar sobre los problemas atendemos las cualidades para desarrollarlas. La práctica del yoga parte de una idea similar: todos somos distintos, vivimos en procesos que son únicos e irrepetibles. Por eso, a partir de la práctica constante y disciplinada recordamos quiénes somos. Así pues, el liderazgo positivo trabaja sobre las fortalezas en lugar de las debilidades. El desarrollo y cambio de las debilidades de un individuo es muy limitado. En cambio, si el individuo se enfoca en sus fortalezas y las potencializa, el desarrollo es mucho más alto. Y aquí, recuerdo una de las enseñanzas centrales de la Bhagavad Guita: el yoga de la acción. “La acción es más grande que la inacción; ejecuta por lo tanto tu tarea en la vida (III.8)”. El dharma es el deber que debemos cumplir, nuestra misión el mundo, enfocarnos en nuestras fortalezas. Al conectar con el dharma, estás en la posibilidad de abrirte hacia un desarrollo continuo. Y en esta época donde la saturación de información, la incertidumbre y la ambigüedad del cambio son una constante, se vuelve prioritario recordar quiénes somos, nuestro papel en el mundo para después, generar empatía con nuestros colegas. ¿Te hace sentido? ¿Estás listo para vivir el primer día del resto de tu vida en la época que nos ha tocado vivir? |
Daniel mESINOEditor de libros, instructor de yoga, director y fundador de www.yogaentuempresa.com Archivos
Abril 2023
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