El pasado 23 de marzo se presentó en la librería Mauricio Achar de la cadena Gandhi el primer libro de Jñana Dakini, una de las maestras que más ha contribuido a la promoción, la práctica y la enseñanza del yoga no solo en México sino en varios países de América Latina y Europa. Presentaron el libro Ana Paula Domínguez, directora del Instituto Mexicano de Yoga y Daniel Mesino, director y fundador de Yoga en tu Empresa. A continuación el texto de presentación de Daniel Mesino. Puedes consultar también la grabación del Facebook Live en el siguiente enlace:
www.facebook.com/kavindu.velasco/videos/10212361874896756/?notif_id=1521943235934802¬if_t=like_tagged Aquí el texto: A pesar de los avances tecnológicos y el predominio de la imagen sobre la palabra escrita, estoy convencido de que el libro sigue siendo la vía por excelencia para preservar y compartir el conocimiento. Escribir es una actividad solitaria, donde se practican cualidades del yoga esenciales como la postura, el enfoque y la contemplación. Es una actividad que requiere disciplina y el sacrificio de elegir estar frente a una computadora en lugar de pasar tiempo con los amigos, la familia, la pareja o en la práctica. Y cuando, por fin, logras terminar de escribir la primera versión de tu manuscrito, entonces comienza la segunda etapa: corregir, revisar, elegir el diseño, buscar editorial, imprimir, distribuir, comunicar a los lectores que el libro está disponible, asegurar que la distribución sea óptima y luego, romper esa barrera que existe entre la intención de compra del lector y la decisión final. Si el libro registra ventas aceptables, entonces se ha dado el primer paso para convencer a la librería de mantener en exhibición un libro. Por estas razones, es motivo de celebración la publicación del primer libro de Jñana Dakini. Acércate al yoga. La intención de este texto es transmitir de manera concisa y clara la importancia del lanzamiento de este libro para la industria editorial en México. Para hacerlo, hablaré de Jñana Dakini a partir de tres facetas. La primera como maestra y amiga, la segunda como pilar fundamental de la enseñanza y práctica del yoga en México y América Latina; y la última como autora. Comencé a practicar yoga desde 1994, primero con los aspectos de la devoción y el conocimiento, es decir bhakti y jñana yoga. A principios de la década pasada, entre 2004 y 2006, dirigía una revista de bienes raíces. En esa época, donde todavía no imperaban las publicaciones digitales, el tiempo y la precisión eran los mayores desafíos que debía encarar para entregar los ejemplares a los expendios de periódicos en las fechas pactadas. La semana del cierre de edición era para mí era como subirse a la montaña rusa más alta y comenzar un descenso vertiginoso sin cinturón de seguridad. Cuando al final terminaba de armar la revista con el equipo de redactores y diseñadores, nunca faltaba el gerente comercial que había conseguido un anuncio de última hora y que debíamos incluir por el bien de las finanzas de la empresa. Como no existían en esa época herramientas como el We Transfer o Dropbox, grabábamos los archivos para la imprenta en un CD y debía entregarlos directamente a los talleres para asegurarme de que todo estuviera en orden. Así que terminaba alrededor de las 3 de la mañana en la zona de Iztapalapa con la esperanza de que no habría ningún problema. Evidentemente, esta situación me generaba un estrés y, para compensar mi gran esfuerzo, al día siguiente me iba al mejor restaurante de la zona, ordenaba los mejores platillos y pedía una botella de vino tinto. Los resultados no se hicieron esperar y comencé a tener problemas de salud y sobrepeso. Llegué a pesar más de 100 kilogramos. Afortunadamente, la oficina estaba cerca la plaza de Río de Janeiro y, para el bien de mis arterias, me encontré un poster que anunciaba un curso de iniciación al yoga en el Centro Budista de la Ciudad de México. Ahí comencé a practicar y aprender Hatha Yoga. Elía Villaseñor y Frida Solís fueron mis primeras maestras y un día me comentaron que debía ir a conocer a Dakini, quien había abierto una escuela en Coyoacán. Ellas me comentaron que Dakini había sido su maestra así que dudé en conocerla. No sé si ella me recuerde de esos años, porque éramos muchos alumnos en ese salón alargado. Lo que sí me impactó fue su presencia, la calidez de su enseñanza y su manera compasiva de transmitir el conocimiento del yoga. Jñana Dakini permite acercar el yoga a todo tipo de personas, independientemente de su complexión física, credo, edad o condición de salud. Ella ha sabido transmitir el conocimiento del yoga con amor y respeto porque es plenamente consciente que trabaja con seres humanos que se acercan al yoga en busca de respuestas. El yoga está en constante evolución, es un arte vivo que crece y evoluciona constantemente para ser un camino que permita a los buscadores indagar sobre la experiencia que llamamos vida. Cada uno de los maestros y los practicantes permiten que el arte de yoga siga vivo. Y en este contexto, Acércate al yoga es un libro que refleja, de manera fiel, algunas de las grandes contribuciones que su autora ha legado a quienes practicamos, enseñamos o por primera vez, nos queremos acercar al yoga. Y aquí, a manera de clarificar la observación anterior, cito algunas de las muchas contribuciones que Jñana Dakini nos ha legado y que se ven reflejadas en su primer libro:
La publicación de Acércate al Yoga, un libro bellamente ilustrado y diseñado, me remonta a la primera edición de La Luz del Yoga de B.K.S. Iyengar. Cuando un editor recibe a un autor con una propuesta innovadora, de la que quizás haya oído hablar pero de la que aún no existen muchas referencias, obliga a elegir entre dos caminos. El primero, y el más sencillo, es decir: “no, esto es una locura. No se va a vender. Es para una audiencia muy limitada. Nadie quiere contorsionarse para sentirse bien” o, la siguiente, ir hacia adelante e impulsar la obra con la firme convicción de que el libro será un referente para las generaciones presentes y futuras.Y en este caso, celebro que un libro con estas características esté en el mercado, listo para encontrar a sus lectores. Sin embargo, este esfuerzo no es suficiente. Aunque estoy convencido de que el futuro del libro sigue siendo alentador, las editoriales y los autores, así como los libreros, vivimos en una época donde la cultura de lo efímero prevalece por encima del análisis y la reflexión. Nuestra querida Jñana Dakini y todos en Yoga Espacio han hecho su trabajo de manera excelente para lograr que Acércate al yoga sea una realidad. Ahora el trabajo es de nosotros como lectores, maestros, amigos y practicantes de yoga. Para seguir alentando el trabajo de autores como Jñana Dakini y de muchos otros maestros que tienen mucho que aportar a la comprensión de la práctica, es necesario que corramos la voz, que leamos este libro y recomendarlo. Solo así demostraremos que libros con esta temática cubren una necesidad apremiante para los lectores en los tiempos que nos ha tocado vivir. Si enseñas yoga, será un excelente libro de cabecera. Si practicas yoga, encontrarás en estas páginas un recordatorio constante de lo aprendido en el tapete así como una guía invaluable del porqué de las ásanas y la meditación. Y si has tenido la curiosidad de iniciarte en la gran aventura de la práctica, éste es libro ideal. El yoga pertenece al mundo y hoy, más que nunca, es necesaria una sociedad consciente de que valores como la honestidad, la compasión, la valentía y la ausencia de violencia son una de las pocas herramientas que nos permitirán sobrevivir como especie. Y estoy seguro que este libro aporta a que haya más y más estudiantes conscientes de que al practicar yoga, desarrollamos estas virtudes. Gracias Jñana Dakini por tu enseñanza, tu amistad, tu inspiración. Y cierro con una de tus enseñanzas que ha marcado mi forma de practicar y enseñar yoga: “Un cuerpo sano, una mente en calma y un corazón compasivo. De eso trata el yoga”. Buenas noches.
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B.K.S. Iyengar es uno de los maestros con mayor influencia en la manera de practicar yoga en nuestros días. Junto con K. Patthabhi Jois y T.S.K. Desikachar, su aportación al yoga moderno es invaluable.
B.K.S. Iyengar dejó una escuela bien cimentada que atrae a miles de estudiantes y profesores alrededor del mundo y sus publicaciones son libros de referencia traducidos a varios idiomas. En uno de sus textos, Iyengar intenta definir el perfil del practicante de yoga al mismo tiempo que recordaba su propia historia. Y señalaba: "la mayoría de las personas que acuden a una clase por primera vez, lo hacen porque quieren sanar una dolencia física, curar una migraña, un dolor de espalda o mejorar la salud. Esto es bueno porque significa que estas personas tienen una mente práctica que busca resultados específicos a problemas claros". De hecho, el mismo Iyengar aclara que esa fue una de las razones que lo motivaron a iniciarse en el yoga pues había nacido con una condición de salud muy precaria por lo que en sus entrevistas o clases no perdía la oportunidad de puntualizar que el yoga le salvó la vida. En este contexto vale la pena reflexionar sobre la relación que el yoga tiene con la salud física y preguntarse: ¿es el yoga una cura para todos los males? Desde mi perspectiva, el yoga es un auxiliar efectivo en el tratamiento de muchas enfermedades que padecemos como consecuencia de las acciones habituales que caracterizan a quienes habitamos en entornos altamente competitivos. El cuerpo responde de manera automática cuando se siente amenazado por una situación de peligro: los músculos se tensan y la espalda se encorva para proteger órganos internos. Cuando nos sometemos de manera sistemática a situaciones que generan estrés como los embotellamientos o varias horas frente a un monitor de computadora apurados por entregar un informe en la oficina; comenzamos a sufrir de migraña, desórdenes digestivos, insomnio y dolor de espalda. Si bien es cierto que estas situaciones son reales, es decir, la mayoría de las veces es imposible evitar un embotellamiento o cuando hay que entregar un reporte, ¡hay que entregarlo!, la realidad es que la tensión se genera, en mayor parte, como consecuencia de nuestras propias proyecciones mentales. Y explico: los grandes yoguis de la antigüedad continuamente nos recordaban que en el ser humano coexisten dos dimensiones: la interna donde surgen todos nuestros pensamientos y concepciones del mundo; y la externa que es el hábitat conformado por todos los seres vivos con los que convivimos en un espacio determinado. Una de las claves para generar una vida en balance está centrada en nuestra habilidad para equilibrar estos dos aspectos de nuestra personalidad. Y es aquí donde el yoga se convierte en una extraordinaria herramienta para lograr este propósito. Cuando practicamos yoga (y aquí me refiero a ejecutar ãsanas o posturas, realizar ejercicios respiratorios o pranayama, y meditar), llevamos la mente a un estado de concentración unidireccional. De este modo la mente, o la loca de la casa como le decía Santa Teresa de Jesús, deja de ir de un lado para otro y logramos establecernos en lo que los budistas llaman la atención plena. Todo lo que hacemos en yoga es un gran entrenamiento para enfocar la mente en una sola dirección. Cuando permitirnos que la mente vaya de un lugar a otro, vienen las preocupaciones por un futuro que no existe y nos angustiamos. O permitimos que la nostalgia de un pasado que tampoco existe nos abrume para entrar en estados de continua melancolía. Y estás afecciones emocionales se reflejan de manera directa en la salud del cuerpo. Al lograr que la mente se estabilice en el estado de atención plena, nos encontramos mucho mejor preparados para enfrentar las situaciones de estrés y tensión que enfrentamos con cotidianidad. Además, las posturas, al trabajar a nivel óseo muscular, no solo fortalecen músculos, sino que nos permite mantener sanos los huesos y las articulaciones. También las posturas, en conjunto con los ejercicios de respiración, nos ayudan a estabilizar el sistema nervioso y a trabajar con los sistemas naturales de eliminación de toxinas del cuerpo. En este sentido, trabajamos en dos niveles: por un lado, ayudamos a que nuestra mente esté enfocada; y al mismo tiempo estimulamos la salud del cuerpo a través de los estiramientos, las torsiones, las extensiones hacia atrás y las inversiones o posturas de cabeza, |
Daniel mESINOEditor de libros, instructor de yoga, director y fundador de www.yogaentuempresa.com Archivos
Abril 2023
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