Sin lugar a dudas Haruki Murakami, de 70 años, es uno de los pocos autores japoneses que han dado el saldo de escritor de prestigio a gran vendedor de libros alrededor del mundo.
Nuestro país no es la excepción y cuenta con una gran cantidad de fieles lectores que esperan con gusto cada nueva edición en español de Murakami, cuyo nombre suena reiteradamente como candidato al Nobel de Literatura. Pero, ¿qué es lo que atrae tanto a los miles de lectores del autor de Tokio blues; Los años de peregrinación del niño sin color; Underground y de De qué hablo cuando hablo de escribir, entre otros títulos? La respuesta la podemos encontrar en su más reciente novela La muerte del comendador, una historia que por su extensión se ofrece en dos volúmenes y que reúne los universos que tanta fascinación generan entre quienes nos adentramos en sus novelas. Murakami nos presenta la historia de un narrador sin nombre con un gran talento para elaborar retratos que le permite sobrevivir mientras sueña con dedicarse a su verdadera pasión: la pintura. Su vida es de una cotidianidad abrumadora y un orden perfecto que lleva al lector a una melancolía derivada de la soledad y el aislamiento del modo de ser de los japoneses. Nuestro protagonista atraviesa por un divorcio que lo obliga a dejar su residencia en Tokio para moverse al norte e instalarse en una pequeña casa aislada de un amigo, rodeada de bosques. Otro elemento característico del universo Murakami es la fantasía y cómo sucesos extraordinarios irrumpen en la cotidianidad de sus personajes. Así lo explica el retratista en la novela: “no me quedaba más remedio que admitir que en las costuras de la realidad, debía haberse producido un ligero desgarro”. Así pues, nuestro aspirante a pintor en esta casa alejada del tumultuoso Tokio, comienza a escuchar extraños ruidos y descubre en un desván lo que parece un cuadro, envuelto y con una etiqueta que reza: “La muerte del comendador”. A partir de este momento, nos adentramos en un laberinto de eventos extraordinarios donde una tímida niña de 13 años, un misterioso hombre de cabello blanco y el sonido de una campanilla que rompe con el silencio de la noche de manera puntual, comienzan a desatar una serie de incógnitas en el protagonista que le darán un giro inesperado a su existencia, hasta hace poco, anodina y cotidianamente ordinaria. Finalmente, La muerte del comendador, una novela de 476 páginas y publicada por Tusquets, no deja la otra obsesión de Haruki Murakami: la música. Y aquí la opera de Mozart, Don Giovanni que comienza con una escena que se llama precisamente “La muerte del comendador” crea el ambiente perfecto para contar esta historia donde la nostalgia de la soledad y la búsqueda de los afectos perdidos perturban a quienes se refugian en la belleza de enfrentarse a la pintura perfecta.
0 Comentarios
En un abrir y cerrar de ojos, han concluido ya el primer mes del año y llevamos algunos días de febrero. Nuestra experiencia en esta forma física, como todo lo que existe en la naturaleza, está en constante transformación. Los hijos crecen, aparecen las primeras canas y las arrugas. Viejos amigos emprenden nuevos caminos y nosotros cultivamos lazos afectivos distintos con personas que quizás, nunca imaginamos conocer. Cerramos ciclos y nos lanzamos a aventuras insospechadas para descubrir que sin importar en la etapa en la que nos encontremos, la vida siempre nos sorprende.
Ante esta constante transformación del mundo, quizás alberguemos sentimientos de incertidumbre ante lo desconocido y surja el sentimiento de querer controlar el futuro o, peor aún, de habitar en una nostalgia bajo la idealización de un pasado donde fuimos felices. Estas proyecciones, solo nos acarrean un sufrimiento al permitir que la mente divague sin rumbo y enfoque ante lo único real que existe y que es el momento que vivimos ahora. Swami Shantananda, en sus comentarios al Pratyabhijñā~hrdayam, un texto de la tradición filosófica del Shivaísmo de Cachemira afirma que “nuestro conocimiento de la realidad se basa en nuestra propia experiencia cotidiana. El sabio dice que cuando abrimos los ojos y nos damos cuenta del mundo que nos rodea, estamos creando nuestro mundo. Y de noche, cuando cerramos los ojos al dormir, disolvemos ese mundo”. Por esa razón, nosotros tenemos la capacidad de crear un paraíso o un infierno de nuestra propia existencia. Y no se trata de una evasión, sino de responder a las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo te relacionas con tu realidad cotidiana? 2. ¿Hacia dónde diriges tu atención y enfoque? Si tu relación con los fenómenos cambiantes que nos rodean es agresiva, temerosa o ambigua, es muy probable que tu vida esté permeada por la ira, el miedo o la incertidumbre. Si diriges tu enfoque a la inconformidad, la queja constante, la enfermedad, la carencia, no dudes que vivas con sufrimiento. Y no se trata simplemente de desarrollar un pensamiento positivo porque el yoga busca desarrollar el punto medio: ni una depresión profunda, ni un optimismo desbordado. Y como bien señalan don Miguel Ruiz y Bárbara Emrys en su libro Los tres acuerdos, “la imaginación es poder, desde luego; pero, como cualquier poder, puede corromperse”. Así pues, viene la pregunta, ¿cómo disminuir el sufrimiento en un mundo cambiante e incierto? En mi experiencia personal, existen tres elementos que pueden ser pilares en desarrollar una mente resiliente para enfrentar los desafíos y altibajos que forman parte de nuestra realidad. El primero es la percepción clara de la experiencia. Para eso practicamos yoga y meditamos. A través de las posturas fomentamos la salud del cuerpo que nos permitirá desarrollar una práctica meditativa para cultivar la salud de la mente y las emociones. El segundo pilar es el entendimiento correcto de la experiencia. No es suficiente con sentirnos bien. Debemos entender cómo funciona la mente y la relación que existe entre el cuerpo y las emociones. Y para eso es vital el estudio y la auto indagación. Y finalmente, el tercer pilar es el esfuerzo apropiado. Si no establecemos un compromiso con nosotros mismos, nada de esto tendrá sentido. Medita, respira, estírate, sé consciente de cómo te alimentas, estudia… El esfuerzo bien vale la pena. Este nacimiento humano que nos ha hecho coincidir es valioso. No lo desperdiciemos. Namasté. La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara, 2018), Joël Dicker 656 pp.
¿Qué surge de una novela de 650 páginas, más de 30 personajes, tramas simultáneas, saltos en el tiempo y un crimen por resolver que desempolvará una investigación policiaca sobre un asesinato múltiple ocurrido hace más de veinte años en los Hamptons, ese lugar de opulencia en Nueva York? Si mezclas todos estos ingredientes te encontrarás con la novelas más reciente del joven escritor suizo Joël Dicker, La desaparición de Stephanie Mailer publicada por el sello Alfaguara en 2018. ¿Por qué leer esta novela? Hace un par de años, La verdad del caso Harry Quebert, marcó un antes y un después en la carrera de este escritor de 33 años que abandonó el ejercicio de la abogacía para dedicarse de tiempo completo a narrar historias. Me acerqué por curiosidad, para conocer de primera mano qué es lo había conquistado a más de 4 millones de lectores en el mundo. Y para mi sorpresa, me encontré con thriller que me hizo recordar el género favorito de la gran Agatha Christie y qué es definido por los sajones como el whodonuit, es decir ¿quién lo hizo? Después de este éxito inusual, la pregunta obligada era qué vendría después y Joël Dicker ofrece esta novela que inicia cuando Jesse Rossenberg, un policía a punto de jubilarse, se encuentra con Stephanie Mailer quien se presenta como periodista y afirma, de manera categórica, que el asesinato del alcalde y su familia, ocurrido hace veinte años en Orphea, presenta varias inconsistencias. Rossenberg y su compañero Derek Scott, quienes fueron los policías asignados al caso, se resisten a creer en las palabras de la periodista, pero al recapitular descubren que hay cabos sueltos por lo que deciden contactarla. Lamentablemente, ella desaparece días después. A partir de este momento, Dicker nos adentra en una trama compleja pero que opera como una maquinaría de relojería donde los secretos y las vueltas de tuerca están a la orden del día para generar una suerte de adicción por descubrir qué fue exactamente lo que pasó hace veinte años y, sobre todo, qué le ocurrió a Stephanie Mailer. Muchas veces, denostamos a los bestsellers por considerarlos un producto de la mercadotecnia editorial pero en este caso, nos encontramos ante una novela que cumple el objetivo de entretener a pesar de la extensión y con gran maestría al hacernos participes ya que Joël Dicker tiene la habilidad de involucrarnos para hacer nuestras propias conjeturas a un ritmo vertiginoso. Y como muchos literatos coinciden: la literatura no es solo lo que está en el texto, sino aquello que no cuenta el autor, éste es el caso de La desaparición de Stephanie Mailer. |
Daniel mESINOEditor de libros, instructor de yoga, director y fundador de www.yogaentuempresa.com Archivos
Abril 2023
Categorías |